Meditación y EM

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No es raro que las personas que tienen EM tengan cambios en su estado de ánimo y comportamiento. De hecho, estudios han mostrado que hasta el 50 % de las personas que tienen EM tendrán depresión en algún momento de sus vidas. Tomarte tiempo para cuidar de ti mismo es vital. Es posible que te sientas un poco indulgente, pero hacer descansos regulares es probable que haga todo mucho más fácil. Tanto si puedes dedicarte un día entero como si son solo unos minutos, siempre obtendrás beneficios al centrarte en algo que te guste. 

    Cuidar de tu bienestar psicológico es tan importante como cuidar de tu cuerpo. Al igual que tu cuerpo, tu mente necesita que le prestes atención para que esté en perfectas condiciones. Ignorar cómo te sientes, o intentar fingir que todo está bien si no lo está, solo son “soluciones” a corto plazo y puede hacer que las cosas sean más difíciles a largo plazo. 
    Aceptar que en tu vida puede haber altibajos y que no pasa nada si estás triste o enfadado a veces es un paso clave para sentirte bien. Si crees que es realmente difícil mantener una visión sana de la vida, o si te sientes especialmente ansioso o bajo de moral, habla con tu médico o enfermero/a sobre qué ayuda adicional hay a tu disposición.

    Si te sientes un poco abrumado por la vida diaria, la meditación puede ser una forma efectiva de despejar tu mente y de ayudar a que te centres en las cosas más importantes. Hay muchas técnicas y guías para empezar a utilizar la meditación. ¿Por qué no buscas un sitio tranquilo e intentas hacer los siguientes ejercicios?: 

    1. Siéntate o túmbate en una posición cómoda en un ambiente relajante o en el jardín. Relájate y cierra los ojos. Se consciente de los sonidos que hay a tu alrededor: pequeño, grande, cerca y lejos.
    2. Céntrate en tu respiración. ¿Es profunda o superficial? 
    3. Céntrate en respirar más despacio y en hacer respiraciones largas y lentas. Aguántala un poco. Y, a continuación, exhala. Con cada respiración céntrate más en la acción de respirar y menos en lo que te rodea. 
    4. Una vez que estés relajado, céntrate en una sola cosa que te ha estado preocupando. Piensa en qué la causó, qué la empeoró y, si es posible, piensa en algo que podría mejorarla. ¿Tienes que llamar a alguien por esto? Si es así ¿a quién?
    5. Elabora un pequeño plan de lo que podrías hacer para mejorarlo, sácalo de tus pensamientos y concéntrate en tu cuerpo, relájate. A continuación, vuelve a centrarte en tu respiración.
    6. Cuando estés listo, abre los ojos. 

    Aprovecha el día
    Tanto si es una partida de golf, un tratamiento de spa, una escapada a la playa, o un día en casa delante de una buena película o serie, escoge un día con antelación y resérvatelo para disfrutar de un poco de reposo y relajación. 

    Aprovecha una hora
    Date un premio más a menudo simplemente dedicando una hora a disfrutar de algo que te alegre el día. Tanto si adoras darte un buen baño en la bañera, hacer un Sudoku, volar una cometa, entretenerte con tu coche antiguo o ver tu película favorita, planifícalo con tiempo para que tu día sea un poco más especial. 

    O solo cinco minutos
    Para, respira hondo y dite a ti mismo que estos próximos minutos son solo para ti. Si estás en casa hazte un café y dedícate cinco minutos para descansar. Llama a un amigo o lee el periódico. Si estás en el trabajo, sal a pasear fuera o busca un lugar tranquilo donde puedas tomarte un descanso. No tienes que salir del trabajo, si tienes poco tiempo dedica unos segundos a concentrarte en tu respiración, esto puede ayudar a que te relajes.

    hannah

    Hanna ha vivido con esclerosis múltiple desde que tenía 24 años. Desde entonces, ha experimentado distintas emociones, desde ansiedad e incertidumbre a calma y positividad. Cuenta lo importante que ha sido para ella hablar en sus periodos de bajo ánimo, aquí

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